Ante López Obrador, damnificados acusan a Secretaría de Bienestar de desvío de apoyos

Emilio Arce / El Marcador.

Huauchinango, Puebla.- Casi mes y medio ha pasado sin que don Rogelio Ramos logre resolver los problemas que le trajo el huracán “Grace” en su vivienda y cultivos y este domingo en la desesperación, estaba en las primeras filas que empujaban las vallas de seguridad en el acceso al recinto ferial de Huachinango, para pedirle al Presidente Andrés Manuel López Obrador “Justicia y un nuevo censo” por parte de la Delegación de la Secretaría de Bienestar federal para la comunidad de Agua Linda, de donde es oriundo.

“Son cochinadas lo que hicieron. Los apoyos se los entregaron a sus familiares, muchas personas que se quedaron sin techos en sus casas no recibieron nada, dijeron que iban ayudar a todos”, platicaba don Rogelio, acusando a los funcionarios del Gobierno de México, cuando llegó la camioneta del presidente y no dudo abalanzarse en la parte lateral del vehículo para pedir ser escuchado por el mandatario.

Junto a él unos 150 vecinos de las comunidades de Jalpan, Tlaola, Pantepec y Tlaxco rodearon el vehículo y rompieron el primer cerco de seguridad instalado por personal de la Presidencia de la República.

“Justicia señor, exigimos justicia” gritaban los manifestantes al vehículo que se alejan ante el reforzamiento de la siguiente valla de seguridad.

Don Rogelio relató que la madrugada de pasado 20 de agosto las fuertes rachas de viento y lluvia levantaron los techos de lámina, arrancaron los cultivos de yuca, de plátano, naranja y lima.

“Hasta las cuatro de la mañana no dejo de pegar el agua, en la mañana ya no teníamos nada, arranco los (árboles de) plátanos, las yucas y el maíz lo aplasto todo”, continuó con el relato de esa noche y comenzó, dijo don Rogelio, la pesadilla burocrática de la entrega de formatos para recibir los apoyos anunciados por el gobierno federal, a través de la Delegación de la Secretaría de Bienestar.

“Lucero Aparicio se llama, ella es la representante del (la Secretaría del) Bienestar en Jalpan y sólo entregó como 20 formatos para toda la comunidad, sus puros conocidos, les entregó como 35 mil pesos quesque para reparar sus casas y ellos no fueron los afectados”, explicaba don Rogelio casi a gritos cuando el grupo de manifestantes logró romper el siguiente cerco y avanzar por la calle que conduce a la entrada principal del recinto ferial de Huauchinango.

Corriendo cuesta arriba el grupo logró llegar hasta el acceso principal del estacionamiento, ahí, la resistencia de los nueve elementos de seguridad presidencial que resguardaban el portón fue vencida en minutos.
El grupo de inconformes avanzó y comenzó a juntarse en la puerta del salón donde el presidente Andrés Manuel López Obrador realizaba la evaluación de la entrega de apoyos a damnificados de la zona.

Sólo una puerta de madera y cristal separaba a los manifestantes de su objetivo y ante el desconcierto de los equipos logísticos y de seguridad comenzó el forcejeo con don Rogelio en la primera línea.

“Calma compañeros, vamos a entrar en orden para que podamos hablar con el presidente” insistía una voz en la bocina que uno de los manifestantes cargaba en hombros y que se ahogó entre los gritos de euforia que provocó la apertura de la puerta.

Ahí estaba don Rogelio mes y medio después de esa noche de agosto, paralizado frente al presidente López Obrador.
“¿Me van a respetar?, ¿me van a escuchar?”, expresó el presidente y don Rogelio contesto al unísono con los demás: “Sí”.